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¿Por qué negarse al diálogo con ETA?
Resulta desconsolador saber que los distintos gobiernos, que desde 1976 formalizaron con mínimo realismo distintas estrategias para iniciar el diálogo con ETA…, no supieron caminar…
Resulta desconsolador saber que los distintos gobiernos, que desde 1976 formalizaron con mínimo realismo distintas estrategias para iniciar el diálogo con ETA, exigiendo la entrega de las armas y la rendición total, no supieron caminar por la angosta senda de la palabra. Se les hacía muy cuesta arriba.
La primera reunión entre una rama de ETA y un representante del ejecutivo español, tuvo lugar en noviembre de 1976 en Ginebra (Suiza). El entonces comandante Angel Ugarte, jefe de los servicios de inteligencia en el País Vasco, se reunió con los dirigentes de ETA político-militar Xabier Garaialde, Erreka, y Jesús María Muñoa, Txaflis. Tras este encuentro se concertó una segunda reunión, en diciembre del mismo año, en la misma ciudad, a la que, además de los dirigentes citados, acudieron en representación de ETA militar José Manuel Pagoaga, Peixoto, y José Luis Ansola Larrañaga, Peio el Viejo.
Años más tarde, en diferentes lugares, con distintos interlocutores, se habló en varias ocasiones de tregua, sin que jamás se aprovecharan esas pausas para comenzar a construir el diálogo, poniendo en marcha algo tan esencial como el traslado de los presos a la cárcel más próxima a su hogar. La ley orgánica general penitenciaria contempla esa y otras medidas como algo habitual, que ayudan a que los familiares de los penados no tuvieran que cruzar media península, o toda ella, e incluso más allá, para llevar afecto a los suyos (1).
Sin embargo, según se desprende de lo conocido hasta hoy, parece ser mucho más útil, a la vez que democrático, dejar que el rencor, el desprecio y el castigo económico, fustiguen a los familiares de los reclusos. Tal vez debemos admitir que un etarra no es un delincuente a quien deba promocionar la TV, un asesino tan admirado como el bailarín Farruquito, que incluso pudo elegir la prisión Sevilla-2, que es la más cercana a su domicilio, para cumplir la ridícula condena que se le impuso, tras haber arrollado (sin carné) con su lujoso automóvil a un ciudadano, causándole la muerte, luego escapar sin siquiera prestarle ayuda y en último lugar echarle la culpa del hecho a un familiar. Sin embargo, un joven que quemara un contenedor de basura en Bilbao, se arriesga a ingresar prisión al menos durante cinco años, a mil kilómetros de su casa. Una curiosa justicia.
Los familiares de la víctima atropellada no figuran en la lista de ciudadanos que se integran en la AVT; ni los trabajadores muertos por la negligencia gravísima de decenas de empresarios, ni las mujeres asesinadas por sus compañeros sentimentales. Casi todos ignoran que su dolor, que compartimos y respetamos quienes apostamos por el diálogo, es manipulado con fines situados más allá de la solidaridad, cual es el inmovilismo de esta dictadura simulada, que tanto interesa a la Corona y a los líderes de varios partidos políticos; y también es cierto, que en el seno de ese colectivo no se encuentran los allegados, igualmente dolientes, de aquellos a los que el terrorismo de Estado (las bandas incontroladas), han asesinado impunemente a lo largo de los últimos lustros. La fractura es entonces gravísima. Hay una violencia comprensible y otra inadmisible.
Siempre que se habla de la conveniencia del diálogo con ETA, salen a la palestra, armados de insultos, denuestos y descalificaciones, miles de presuntos demócratas (entre los que hay muchos que se dicen cristianos), esgrimiendo como únicos argumentos la rasgadura de sus túnicas mentales y un ansia enfermiza de venganza, dispuestos al linchamiento de cualquier presunto sospechoso de pertenencia a la organización armada, aunque haya cumplido una larga condena en la cárcel. No son capaces de deducir que la indignación, la rabia, son emocionalmente comprensibles, pero nulas desde una óptica intelectual. Claro que esto resulta algo complicado, cuando es Rubalcaba o el Rey quienes deben entender el trasfondo de tal afirmación. Y más aún si desde la prensa, la radio y la televisión, se alienta de manera dramática a creer en la Ley del Talión, la cadena perpetua, o la conveniencia de la reimplantación de la pena capital.
Cuando ministros de Interior, con escasa imaginación y rigor intelectual, como eran José Barrionuevo (secuestrador y malversador de fondos públicos), o aquel Rambo venido a menos llamado José Luis Corcuera (solidario con el anterior), o Juan Alberto Belloch (hoy bendiciendo al fundador de la artera secta del Opus Dei, como fue Monseñor Escrivá de Balaguer), o Mariano Rajoy, o Alfredo Pérez Rubalcaba, hablan de los éxitos policiales, y un mandatario como Zapatero rubrica la simpleza con frases como “Que nadie se llame a engaño: ETA puede seguir matando”, sólo están reconociendo que el conflicto resulta mucho más complicado de lo que se quiere hacer creer a la sociedad.
Cuando más del 15% de los adolescentes vascos justifican las acciones de ETA, y a casi otro tanto les importa poco o nada, nos encontramos ante el hecho consumado de que un 30% de los habitantes más jóvenes de aquella nación, no condena a la organización armada (2). Luego habrá que deducir, utilizando los silogismos de esta democracia de rebajas, que en Euskadi existen miles de futuros militantes, que hoy tienen entre 12 y 16 años. ¿Es ETA, por tanto, únicamente un fenómeno de carácter terrorista, o bien algo terriblemente más sutil, un escenario donde se asegura la sustitución de cualquier detenido por otro liberado, durante el próximo siglo? Evidentemente, este es un conflicto clavado muy hondo en la médula espinal de toda la sociedad.
Y para colmo, en esa delicadísima situación, el poder no ha hecho otra cosa que rogar a los empresarios de Falsimedia que, encantados de la vida, chantajeen a sus redactores y editorialistas con el fin de que, éstos a su vez, intenten persuadir a la ciudadanía de que no existe otra solución para “acabar con ETA”, que la policial, aunque Zapatero y Rubalcaba confiesen en privado que esa vía no puede ser exclusiva para terminar con la violencia.
¿Por qué no utilizar entonces la mediación internacional?
¿Por qué negar la eficacia del diálogo, cuando se trata de encontrar una salida a la terrible plaga que supone que un adolescente de 14 años, sueñe con entrar en una organización armada, arriesgando su juventud, su vida y la ajena, para lograr objetivos políticos?
¿Por qué negarse en rotundo, en nombre de una falsa dignidad, de una supuesta cobardía, a entablar conversaciones con la dirección de ETA, por muy debilitada que se encuentre, si se puede lograr que las bombas y los disparos callen para siempre?
¿No es gratuito lamentar que haya una gran parte de la sociedad, que sospecha que en las cloacas del estado existen intereses espurios para que continúe derramándose el dolor?
¿Es acaso una quimera imaginar que ha de llegar el día en que los diputados y concejales, periodistas y jueces, profesores o empresarios, no tengan que llevar guardaespaldas, que no existan sobresueldos, ni tráfico de drogas (con un jefe de la Guardia Civil al frente, como Galindo, y hace un par de días el teniente coronel de la Benemérita Juan Miguel Castañeda), o prebendas entre los miembros del aparato policial que destinado en Euskadi?
En este largo medio siglo de existencia de Euskadi Ta Askatasuna, no se ha logrado otra cosa que aumentar la impotencia y el sufrimiento de toda una sociedad, que asiste incrédula a la ceremonia de la condena en sesión continua, escuchando soflamas en las que vuelan las palabras huecas e inútiles, hasta que ETA vuelva a actuar con su habitual cerrazón. Y entonces, habrá más discursos vacíos, más manifestaciones, más odio, más lágrimas, y ningún resultado.
Llevamos así 50 años. ¿Cuántos más habrá que esperar para que la razón y la inteligencia, la voluntad y la palabra sustituyan a los atentados, las detenciones, la hipocresía y la tortura?
Somos muchos los que opinamos que ETA debería abandonar la lucha armada, pero también que el estado debe convencerla de ello a través del diálogo, con la palabra en la mano, hasta su definitiva autodisolución.
Kaosenlared.net
ETA ha fet arribar al diari basc Gara un comunicat en el marc de la jornada de la celebració de l’Aberri Eguna en què fixa la seva posició i assegura que no renunciarà “a la lluita amb les armes”.
Al text qualifica Patxi López de “cabdill” i assenyala que els “responsables polítics” d’aquesta “estructura imposada” seran “objectiu prioritari d’ETA”.
“De la mateixa manera que advertim que el Govern d’Ibarretxe seria el govern del frau per a qualsevol abertzale, ara volem afirmar que el de López serà el govern del feixisme i de la vulneració de drets. En la mesura que no hi hagi un canvi d’actitud, els responsables polítics d’aquesta estructura imposada seran objectiu prioritari d’ETA”.
“Mentre no es passi dels discursos als fets en els passos per aixecar un mur que detingui la repressió i els atacs dels estats i per portar aquest poble a un escenari d’autodeterminació, que ningú li demani a ETA que renunciï a la lluita amb les armes per fer front a l’enemic”.
Compromís de seguir copejant
En aquesta mateixa línia, explica que “mentre els drets nacionals d’Euskal Herria estiguin vulnerats i oprimits, mentre es desenvolupi la imposició dels estats contra la seva ciutadania mitjançant armes i violència, ETA reafirma el compromís de seguir copejant els enemics d’Euskal Herria i els seus interessos”.
Respecte a Aralar, anticipa que “l’esquerra abertzale serà castigada amb duresa per l’enemic pel seu compromís i la seva lluita, però Aralar serà castigada a la història d’aquest poble amb adjectius amargs”. I saluda, en canvi, els 100.000 vots anul•lats, “els de la lluita i la dignitat, que no dubtem que seran els fonaments més valuosos per a la llibertat d’Euskal Herria”.
Sobre la celebració de l’Aberri Eguna, ETA afirma que existeixen dos projectes que topen: l’independentista i l'”impost” pels estats i assegura que mentre els partidaris d’aquest últim “disposen de tots els mitjans i oportunitats per desenvolupar-lo, els partidaris d’Euskal Herria ens trobem negats, trepitjats i violats”.
“Entre els dos no hi ha projecte polític intermedi possible. L’autonomisme dels últims 30 anys no ha servit per construir una Euskal Herria unida, ‘euskaldun’ i lliure. Al contrari, ha valgut per enfortir i inflar els sectors i agents espanyolistes que abans caminaven acovardits”, assenyalen.
En el comunicat de vuit punts, també afirmen que “el Moviment d’Alliberament Nacional Basc està disposat a consensuar amb les forces democràtiques d’Euskal Herria un compromís i una estratègia única per al canvi polític i per a la solució democràtica al conflicte”.
IBARRETXE REPLICA
El lehendakari en funcions, Juan José Ibarretxe, ha manifestat a ETA que “per la pàtria es pot morir, però no es pot matar”, i ha lamentat que “no hi ha res que hagi fet més mal al poble basc, a Euskadi i al món” que la violència de la banda terrorista.
En la seva intervenció de la Plaça Nova de Bilbao amb motiu de l’Aberri Eguna, Ibarretxe s’ha referit a l’últim comunicat d’ETA en el que la banda es marca “com a objectius prioritaris” els responsables polítics del nou govern de Patxi López, per assenyalar que “cal defensar als ciutadans, votin qui votin”.
El dirigent jeltzale ha insistit que “ETA no pinta gens”. ” A què vénen totes aquestes barbaritats que, una i altra vegada, estan traslladant-nos? ETA sobra, sobra de la societat basca, sobra en les nostres vides, necessitem viure en pau”, ha indicat.
En aquest sentit, ha manifestat que “cal ser darrere de les famílies que són víctima d’ETA, darrere de les persones amenaçades, i dir-se a ETA, una i altra vegada, que sobra, que destorba, que mata, que per una pàtria es pot morir però no es pot matar”.
MATAR EL REI
ETA va desenvolupar un pla, provat amb exercicis teòrics i fins i tot pràctics, per fer caure l’avió o helicòpter en el qual viatja el rei Juan Carlos amb un míssil terra-aire llançat des dels voltants d’un aeroport o una base militar, segons el diari El Correo.
El president del Govern i els seus ministres també figuren entre els objectius potencials dels plans del magnicidi aeri, desenvolupats en alguns CD-Rom al contingut del qual han pogut accedir els serveis antiterroristes gals. A la casa en la qual van ser intervinguts els documents informàtics també es van trobar restes d’un projectil antiaeri, ja disparat en un assaig de foc real, que corresponen a un model de fabricació russa idèntic als exemplars descoberts la tardor de 2004 a dos zulos subterranis del País Basc francesa.
Informa: EUROPA PRESS I E-NOTICIES.COM
Vuelve Otegi: “el PSOE fue quien hizo fracasar el proceso de paz” y “la debilidad del estado está en la política”
La transición fue contraria a los intereses populares y la izquierda abertzale la denunció!! “¿Qué tiene que hacer la izquierda abertzale? Reincorporar a su actitud sicológica la voluntad de ganar”.
Ramón SOLA | DONOSTIA
Tres periodistas con perspectivas diferentes y un entrevistado dispuesto a responder a todo, sin pelos en la lengua. Con estos ingredientes se cocinaron dos horas de entrevista que se resumen así:
Carmen LIRA: Después de 50 años, ¿dónde estamos?
El diseño de la transición es un diseño fallido, sobre todo porque no correspondió a los intereses populares de este país. Fue la izquierda abertzale quien lo denunció y planteó una alternativa. Yo no me atrevería a decir que los procesos de negociación han sido fallidos, porque en todos hemos avanzado. Ahora estamos en una situación difícil porque hay un Estado con escasa cultura democrática que es incapaz de entender que la solución pasa por una aritmética democrática. Pero quiero ser optimista, quiero ser militante de la esperanza. Más temprano que tarde, existirá un proceso de negociación porque hay una mayoría popular que lo desea.
Giuliana SGRENA: Está claro que siempre ha habido una presión popular para lograr más democracia en el País Vasco, pero para eso hace falta también mediación internacional. ¿Es posible imaginarla en este momento?
Sin duda. Aunque nunca hemos entrado al detalle, en el último proceso de negociación hubo importantes estados europeos presentes, y creo que sería posible decir hoy que esos estados no han perdido el interés por ayudar a solucionar el conflicto en términos democráticos. La solución se va a dar en un contexto europeo, y el contexto europeo nos dice que es posible construir un Estado en Europa si se articula una mayoría democrática suficiente. La izquierda independentista tiene que hacer un esfuerzo por situar el problema en el contexto europeo. Su posición es entendida ahí como una alternativa razonable.
Iñaki IRIONDO: Insiste en que habrá un nuevo proceso de negociación. ¿Qué tiene que hacer la izquierda abertzale para ello?
El proceso de negociación no es un objetivo en sí mismo, es un medio más. No puede existir una estrategia que ciña todo a una dinámica negociadora. ¿Qué tiene que hacer la izquierda abertzale? Reincorporar a su actitud sicológica la voluntad de ganar. No nació para resistir y para desgastar, sino para llevar a este país a un Estado desde la izquierda. Estoy convencido de que la izquierda abertzale tiene proyecto, honestidad revolucionaria y alternativa social. Tiene que demostrarle otra vez al Estado que no tiene un problema con unas determinadas siglas políticas, sino con una mayoría de este país. Me parece importante, como primer paso, la suma de fuerzas para pasar de las luces cortas a las largas. Ambición de ganar, acumulación de fuerzas y confianza en nuestras propias fuerzas.
C.L: Hay otra parte que produce el bloqueo: el accionar de ETA. La bomba del aeropuerto acabó con el último proceso de negociación, según lo que dice el Gobierno español. Es un buen pretexto para él. A estas alturas del partido, ¿sigue teniendo vigencia la lucha armada?
Voy a tratar de responder, creo que está mi abogada por aquí (risas del público). Tenemos que ser conscientes de una cosa en estos momentos, que es el escenario internacional. Desde la administración norteamericana se ha impulsado una «cruzada antiterrorista». Soy muy consciente de que el accionar de ETA se utiliza en el escenario internacional para evitar hablar del conflicto en términos políticos. En segundo lugar, no es cierto que por parte de esa organización haya habido un intento de no alcanzar acuerdos políticos. Mi experiencia es que se puso sobre la mesa una oferta para el desmantelamiento de las estructuras militares de esa organización si se alcanzaba un escenario democrático. En todos los procesos de liberación, los que estamos militando tenemos que tener la capacidad de ser valientes y honestos para entender que los instrumentos se tienen que adecuar a las necesidades de esos procesos. Estoy convencido de que en el escenario internacional es posible alcanzar los objetivos últimos de un proceso de liberación nacional si somos capaces de alcanzar una mayoría en términos democráticos en este país. Frente a ese debate «lucha armada sí o no», yo me planteo otro debate: «Cómo ganar».
G.S: La situación internacional ha cambiado. Todo es «terrorismo o contraterrorismo»…
Yo creo que también hay factores positivos. Nadie de los que tenemos cierta edad hubiéramos pensado hace 30 años que Evo Morales podía nacionalizar los hidrocarburos sin que se diera un golpe de Estado o lo asesinaran directamente. La forma de actuar del imperialismo también ha cambiado. La izquierda abertzale también tiene que leer eso y ver la estrategia que gana también en el terreno social.
I.I: ¿Cómo se construye una mayoría y cómo se gana?
Hace 30 años se buscó detener el proyecto independentista, con vías diferentes: la asimilación o la aniquilación. 30 años después, podemos decir con satisfacción que la puerta está abierta a un modelo alternativo. Ahora, la izquierda abertzale está en condiciones de liderar un bloque histórico que impida que la situación sea gestionada por quienes quieren volver atrás, es decir, PNV y PSOE. Eso debemos hacerlo con ciertas dosis de generosidad. No lo vamos a construir ni de un día para otro ni sin contradicciones, pero es una de las tareas que tiene que hacer la izquierda abertzale. Tenemos fuerza suficiente para ello y yo estoy convencido de que lo vamos a hacer.
I.I: Con la realidad de la ilegalización, ¿cómo se hace eso?
Uno cuenta con lo que tiene. Me parece estéril el debate de «si estuviéramos de otra manera, sería más fácil». Estando en esta situación construimos un proceso de negociación hace apenas tres años. Pero estoy convencido de que la izquierda abertzale tiene capacidad para hacer eso. Sobre todo, tiene militantes. Aquí nadie milita para hacer carrera política. Le ha tocado gobernar grandes ciudades y pueblos y lo ha hecho sin meter la mano en el cajón, con honestidad revolucionaria, algo que no pueden decir otros. Lo hemos hecho además sabiendo que nos iba a suponer un costo humano y político. Hemos tenido compañeros asesinados por el Estado, sabemos que podemos ser encarcelados en cualquier momento, tenemos 700 presos… Pero tenemos la mejor gente, la más comprometida. Si de algo estoy orgulloso es de la gente de la izquierda abertzale, es gente que representa el futuro de este país.
G.S: Puede ganar las elecciones, pero ¿cómo va a participar si no tiene un partido?
Hace 30 años nos invitaban a participar en las instituciones, dentro de su proyecto de asimilación. ¿Por qué 30 años después no nos quieren? Sólo hay una respuesta: porque hemos sabido estar en las instituciones sin institucionalizar nuestra actitud, porque somos un testigo y una alternativa incómoda. A pesar de eso, hemos sido capaces de mantener estructurada una base social y hemos hecho intentos ímprobos por estar en las elecciones. No se ha producido el desmembramiento de la izquierda abertzale. Estoy convencido de que pese a todas las dificultades también en estas elecciones estará presente el mensaje de la izquierda abertzale. Es más, estoy convencido de que la izquierda abertzale acabará ganando las elecciones en este país, y de que en estas próximas elecciones también dará un paso adelante.
C.L: A pesar de todo el sufrimiento y de lo que ha cambiado el mundo, se mantiene el ánimo independentista. ¿Cómo está de alto? El sufrimiento es muy desmovilizador…
Comparto que este país ha sufrido mucho, y creo que el sufrimiento está repartido, pero no podemos decir que el ánimo independentista haya descendido. Evidentemente, ha cambiado la coyuntura. Creo a nivel personal que hay una etapa en el proceso de liberación nacional que ha concluido. O somos capaces de hacer una oferta política sustentada sobre bases sólidas que permita incorporar a las nuevas generaciones, o vamos a tener serias dificultades. Desde un análisis sociológico, estas dificultades están apareciendo. Pero sigo convencido de que hay una mayoría aplastante en este país que defiende el derecho de autodeterminación.
I.I: Hay más de 750 presos en las cárceles. ¿Cómo se gestiona eso? ¿Qué se puede hacer?
Su liberación es un deber ético y político de la izquierda abertzale. Yo lo considero una parte de mis deberes. No tengo recetas mágicas, pero sí cosas que creo que hay que hacer: participar en las movilizaciones, y liberarlos en el contexto de un proceso de negociación. Considero que es una obligación que tenemos que autoimponernos.
C.L: ¿Qué se puede hacer para desbloquear? El conflicto se alarga. ¿No es posible un cambio total de estrategia?
Nosotros hemos sido capaces de desgastar los instrumentos que ellos han creado, pero no alcanzamos a construir un marco nuevo, no se desbloquea la situación. Ahora es el Estado el que está en la estrategia de «resistir es vencer», el que tiene interés en mantener la situación bloqueada. La izquierda abertzale tiene que ser capaz de leer la situación y diseñar una estrategia que le permita recuperar la iniciativa política y hacer imposible el bloqueo. Hay que mantener la confrontación con el Estado en el terreno en que noso- tros somos más fuertes y el Estado es más débil: en el terreno de los argumentos políticos. Lo hemos comprobado en el proceso de negociación, ante los observadores internacionales. El Estado tenía escasos argumentos, y los nuestros eran entendidos como razonables.
I.I: Cuando se habla de construir mayorías populares y vemos situaciones como la de Azpeitia, ¿qué se puede hacer?
Todos utilizamos las mismas palabras, pero no hablamos de lo mismo. Hay que saber gestionar las contradicciones. Y uno tiene que ser capaz de salir de todas las presiones y mantener la mente clara. Desde nuestro punto de vista, EA ha cedido a las presiones mediáticas, y ésa no es una buena dinámica, entre otras cosas porque son insaciables. Hay momentos en que tienes que poner una raya y decir «hasta aquí». Unas veces vamos a tener las contradicciones nosotros y otras ellos, pero el objetivo final es construir un bloque para hacer un proceso de liberación nacional, y eso se hace con paciencia.
Como no me preguntáis por ello, voy a hablar de las elecciones (más risas). ¿Qué nos jugamos? De Lizarra a aquí, hemos construido una realidad objetiva y subjetiva de mayoría de pueblo que quiere construir su futuro. ¿Qué se pretende hacer con unas elecciones fraudulentas, sin la izquierda abertzale? Desactivar eso. Gestionar las condiciones que nosotros hemos construido para hacer un pacto que no responda a eso, sino a los intereses de partido del PNV y el PSOE. La izquierda abertzale tiene que gestionar esas condiciones para avanzar, y no permitir eso. Lo que está en juego es retroceder o avanzar. La responsabilidad de la izquierda abertzale tiene que ser gestionar esas condiciones para avanzar, no permitir que los intereses de partido nos devuelvan a un escenario que nadie quiere en este país. Todas las contradicciones que puedan existir hay que gestionarlas.
G.S: ¿Cómo juzga la elección de Obama, puede cambiar algo?
Por lo menos, introduce una novedad histórica. Hace 20 años nadie hubiera pensado que un afroamericano pudiera llegar a la Casa Blanca. Probablemente haya novedades de matiz o de talante, que pueden ser más favorables para los sectores progresistas del planeta, aunque lo estructural vaya a ser muy parecido.
I.I: ¿Cuál es su juicio sobre José Luis Rodríguez Zapatero?
Yo me moví en la duda en la que se movieron muchos sectores: si era un inocente, como decían algunos de su partido, o si tenía ideas y principios. Creo que al final ha sucumbido a las presiones de su partido, de la oposición, de los medios de comunicación… Nos llamaba la atención que PRISA nunca había hecho una apuesta clara por Rodríguez Zapatero, los editoriales de “El País” eran demoledores contra el proceso de negociación… No tengo un criterio positivo. Ha dejado de hacer lo que tenía que haber hecho. Estos sectores políticos y mediáticos tienen que hablarle al pueblo español en términos de verdad histórica: sé que es una tarea muy difícil y muy ingrata. ¿Hay alguien capaz de hacer eso hoy en el Estado español? Algunos todavía están a tiempo… El problema no es que no haya Gerry Adams en Euskal Herria, sino que no hay Tony Blairs en el Estado español. Estoy esperando todavía a alguien que tenga esa visión de Estado.
C.L: ¿Hay algún acercamiento en estos momentos?
No, en estos momentos no. Pero en el último proceso de negociación se avanzó mucho. Todos los ingredientes están sobre la mesa. Las piezas del puzzle están ahí; ya no vamos a discutir sobre eso, ya no hay nada por descubrir, sólo si somos capaces de encajar el puzzle.
Voy a contar algo que creo que nunca he contado. En el último intento, en su fase final hubo una propuesta de acuerdo elaborada por uno de los representantes internacionales. Hizo una síntesis que compartió con el conjunto de observadores internacionales. La izquierda abertzale aceptó esa propuesta, y el Estado español no lo hizo. Nosotros les dijimos que estábamos de acuerdo, salvo con una pequeña variación semántica, pero el PSOE no. A día de hoy, la izquierda abertzale defiende esa posición de los observadores internacionales.
C.L: ¿Por qué se permite que se haga una idea equívoca? Hay demasiado secreto, demasiado velo en todo esto…
Es una buena pregunta, y una cuestión que a futuro nos tiene que mover a la reflexión. Sólo concibo un proceso en términos públicos si previamente hay un pacto de honestidad informativa entre los medios de comunicación. Es muy sencillo: por ejemplo, que no se publique nada que no esté contrastado con las dos partes.
Per a tota persona que conegui la baixa cultura democràtica espanyola, el judici -finalment suspès- contra el lehendakari Juan José Ibarretxe, el secretari general del PSE-PSOE, Patxi López, i Arnaldo Otegi no té res de sorprenent. Quan la democràcia s’entén com un instrument al servei exclusiu d’uns interessos d’Estat i no pas al servei de les persones que el configuren, el resultat és aquest. L’Estat es converteix, així, en el principal enemic dels valors que diu defensar. Ho fa en nom de la democràcia, sí. I en nom de la democràcia tanca diaris, il·legalitza partits i fa asseure’s al banc dels acusats persones innocents. Es tracta de guanyar per la força allò que les regles democràtiques li neguen. Encara que això impliqui danys col·laterals. O no és així en el cas de Patxi López? Quines ironies que té la vida: Patxi López, dirigent d’un partit nacionalista espanyol, assegut davant del jutge entre dos nacionalistes bascos, un d’independentista i un de moderat.
Però encara veurem més coses, perquè tota persona desafecta a Espanya és enemiga de la seva democràcia i còmplice d’ETA. I al final, ja s’ha vist, tot és ETA. Egunkaria era ETA, Gara és ETA, Berria és ETA, les genuïnes ikastoles són ETA, l’independentisme és ETA, demanar un referèndum d’autodeterminació és ETA, l’èuscar és ETA… De fet, ara ja gairebé es pot dir que tota persona basca que sigui euskaldun (bascoparlant) és sospitosa de pertànyer a ETA. El raonament nacionalista espanyol és aquest: si és euskaldun no deu tenir gaire consciència nacional espanyola, i si no té consciència nacional espanyola deu tenir consciència nacional basca i si té consciència nacional basca no és dels nostres. És a dir, que la llengua basca passa a ser també un enemic de la unitat d’Espanya i un element més d’adscripció a unes idees polítiques contràries als interessos espanyols. L’èuscar, per tant, fa la funció del braçalet amb la creu de David amb què, a l’edat mitjana, els jueus es veien obligats a identificar-se cada vegada que abandonaven el call d’una ciutat europea. Així és com l’independentisme ha passat a ser l’enemic d’Espanya en la mateixa mesura que el comunisme ho era en l’època de Franco. I si tenim en compte que ja en aquella Espanya era més perseguida la primera ideologia que no pas la segona, comprendrem l’estat de coses actual.
Víctor Alexandre
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