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El “plan E” de Zapatero, amb “E” d’espoli i “ñ” d’ecspaña

Una imatge val més que mil paraules. Aquí teniu el logo que el govern espanyol utilitza per anunciar el “plan E”, que segons Zapatero ha de salvar l’economia. Els ultranacionalistes del PSOE són pastats al PP a l’hora de fer bandera dels trets d’identitat castellano-andalusos, i per poc que poden ens entaferren la “ñ” encara que no vingui a tomb. Si l’instituto Cervantes ja deixava ben clar amb el logo que el seu objectiu és exclusivament la promoció del castellà, tot i que ens ho fan pagar a nosaltres, ja ens podem imaginar en què consistirà el “plan E”: en Escurar-nos les butxaques, en la simple i pura Espoliació fiscal dels Països Catalans a fi d’afavorir els privilegiats castellans, andalusos, extremenys, etc…

lobby per la independència

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Quina sort tenen els suissos de haver nascut a Suïssa, ja que la seva condició de ser un país neutral ja es suficient per sentir-se segurs, ja que la neutralitat evita tindre enemics, crec que si tots els països del mon fossin neutrals mai se eren portat a terme cap guerra, i al no tenir enemics tampoc ens caldria tenir cap classe d’armament, si Espanya hagués set un país neutral mai érem tingut la pèrdua de cap militar, o sigui que no es el cas de Espanya ja que aquí tenim exercits de terra mar i aire i que mantenir aquets exercits ens reporta mols costos, avui mateix si no haguéssim tingut cap avio militar Mirage no tindríem de assabentar-nos de la mort de tres militars ni de cap acte fúnebre, ni de desplaçaments de ningú de la casa reial per rendir honors als que avui han perdut la vida, com així mateix la pèrdua de dos d’aquets avions que ens costen mols diners, o sigui mols cents mils de €, jo crec que Espanya no te per que tenir aquets exercits ja que solament el cost que ens reporta ens priva de millorar el nostre ben estar social i econòmic, en fi jo vos vull dir que Espanya no esta en condicions de malgastar diners , ja que els espanyols i catalans estem hipotecats fins a les seies, o sigui nosaltres som un país molt pobre i que prou feina tenim per comprar-nos calces i calçotets a fi de no ensenyar el cul..

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Todo empezó con un fraude y acabó con una estafa.

Y todo el mundo –no sólo los que lo eligieron– está pagando la cuenta.

Han sido ocho años en los que el mundo ha estado al borde de un ataque de nervios (con cientos de miles sufriendo ataques físicos). Con relojes, calendarios y sitios de Internet diseñados para mantener una cuenta del tiempo hasta por segundos para marcar el fin de la era de George W. Bush, el presidente con la mayor desaprobación popular de la era moderna, y considerado por historiadores y analistas como, tal vez, el peor de todos (y no es una competencia fácil de ganar) está por desalojar la Casa Blanca y regresar a la vida privada en Texas.

Pocos meses después de llegar a la Casa Blanca, justo después del 11 de septiembre de 2001, Bush alcanzó los índices de aprobación más altos con 90 por ciento. Hoy, en la última encuesta de CBS News/New York Times, difundida este fin de semana, Bush gozaba de 22 por ciento de aprobación, el peor nivel jamás registrado (sólo podría consolarse con que Dick Cheney, su vicepresidente, tenía 13 por ciento).

El hombre que declaró una nueva cruzada en nombre de Dios contra los infieles, tanto dentro como fuera de Estados Unidos, quien proclamó que “o estás con nosotros o estás con el enemigo”, quien rompió la Constitución, la Carta de Naciones Unidas, las Convenciones de Ginebra, quien encabezó el gobierno más clandestino en tiempos recientes, y que se tropezaba con el idioma ofreciendo un diccionario de términos atropellados ahora famosos, se irá hacia su puesta del sol, apostando –como afirmó en su última conferencia de prensa– más o menos algo como que la historia lo absolverá.

Pero por el momento, sólo los llamados neoconservadores, algunos cristianos fundamentalistas, grandes intereses de energía, y los cómicos, han expresado su tristeza al concluir esta presidencia.

La Junta Cheney/Bush

Lo que pocos registran dentro y fuera de este país es que hace ocho años llegó al poder un gobierno radical derechista, en muchos sentidos, fundamentalista, dispuesto a transformar el panorama político, económico, militar y cultural no sólo de este país, sino del mundo. Desde sus primeros discursos hasta su mensaje de despedida al país el jueves, Bush colocó esto en términos simples: todo se trataba de una lucha milenaria entre “el bien y el mal”.

Todo comenzó en noviembre de 2000 con una elección en el país autoproclamado líder de la democracia, de la que hasta la fecha nadie puede comprobar quién ganó. La elección destruyó el mito de “una persona, un voto”, ya que sí se comprobó que no todos los votos se cuentan, y que el fraude a la antigüita, combinado con el cibernético, está sano y vivo. Por la institución anticuada y absurda del Colegio Electoral que sustituye el voto directo para presidente, George W. Bush ganó la elección aunque perdió en el voto popular (por aproximadamente 500 mil sufragios). Para colmo, la elección no fue determinada por la voluntad popular, sino por la Suprema Corte de Justicia.

Con ello, llegó al poder lo que Gore Vidal bautizó como la “junta Cheney-Bush” (puso a Cheney primero, por considerarlo como el poder real en la Casa Blanca). Hace poco más de un año, en entrevista con La Jornada, Vidal explicó lo que ha implicado todo esto para el país: “Hemos perdido la república y nuestras instituciones; hemos sufrido un golpe de Estado y Bush ha derrocado la Constitución”.

Gore agregó que “hasta hemos perdido el único regalo que nos dejó Inglaterra cuando nos abandonó a nuestro individualismo: la Carta Magna y el habeas corpus, todo lo que dio el tono del Siglo de las Luces a Estados Unidos”. Bush, subrayó, “odia a la república” y su gobierno “legalizó todo acto inconstitucional de este presidente inconstitucional y malicioso que cree en la tortura, cree en matar gente, cree en la guerra unilateral contra otros países que no nos han ofendido de ninguna manera y que no nos pueden dañar de ninguna manera”. Concluyó que “de eso se trata un golpe de Estado. Estas (quienes están en el gobierno) son las peores personas en el mundo. Los hombres del petróleo, del gas, los ladrones”.

Vale recordar que como candidato Bush señaló que como texano y gobernador de un estado fronterizo tenía “experiencia” en relaciones exteriores, y al llegar a la presidencia declaró que México sería su prioridad en las relaciones exteriores. Su primera cena de Estado fue con Vicente Fox, su primer viaje al exterior fue al rancho de Fox en Guanajuato, donde los “dos cowboys” hablaron de una nueva relación. Su primer gran iniciativa fue impulsar una reforma migratoria.

El 11-S

Pero pocos meses después, dos aviones secuestrados se estrellaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York, otro contra el Pentágono y un cuarto, dirigido probablemente contra el Capitolio, cayó en Pensilvania, todo cambió (México fue relegado a un segundo plano). Noam Chomsky, en entrevista con La Jornada, advirtió que las primeras víctimas del atentado serían los palestinos y las fuerzas progresistas y de izquierda por todo el mundo.

Los neoconservadores, el agrupamiento político-intelectual que había tomado el poder junto con Bush, se habían preparado para este momento desde más de una década antes, cuando elaboraron una estrategia para garantizar hasta el infinito que Estados Unidos sería el único superpoder en el planeta, y que parte de ello era rehacer el mapa geopolítico, incluido Medio Oriente.

Bush declaró una guerra permanente contra algo llamado el “terrorismo”, y se elaboró todo un esquema sobre el nuevo enemigo que llenara el vació dejado por la desaparición del otro enemigo, el “comunismo”, usado durante décadas para justificar invasiones, intervenciones, operaciones clandestinas, gastos militares y maniobras políticas. Hasta se podían usar los mismos discursos de antes de la caída del Muro de Berlín, sustituyendo sólo la palabra “comunismo” por “terrorismo”.

Contra el terror

Fue el inicio de uno de los engaños más extraordinarios de la historia. Imponiéndose sobre las agencias de inteligencia, sectores del Pentágono, del Departamento de Estado y de otras partes del gobierno permanente estadunidense, el nuevo equipo ordenó que el mundo era como ellos deseaban. Se distorsionó y fabricó inteligencia, se lanzó una campaña de propaganda de proporciones sin precedente con la colusión, aunque con maravillosas pero pocas excepciones, de los medios masivos de comunicación, culminando con una presentación ante la comunidad internacional en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas para justificar la invasión de un país que nada tenía que ver con el 11-S en lo que ahora es la guerra más larga de la historia de Estados Unidos.

Pero la declaración de una “guerra global contra el terror” fue más que sólo lanzar las dos guerras, la otra contra Afganistán, ambas inconclusas al fin del régimen de Bush. Bajo ese rubro, se impuso lo que el historiador Arthur Schlesinger calificó de nueva “presidencia imperial”, que otorga enormes poderes al presidente e incluye ordenar operaciones militares donde quiera, incluso dentro de Estados Unidos.

En la “guerra contra el terror” se rompieron barreras institucionales y hasta legales del gobierno, a tal nivel, que literalmente se anuló por orden presidencial uno de los fundamentos del sistema legal estadunidense, el habeas corpus, concepto creado hace más de 700 años, que protege al individuo del poder del gobierno. A la vez, se legalizó la tortura, incluida la práctica de waterboarding, considerada como tortura y violatoria de la ley internacional por Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.

Además se le otorgó al presidente el poder de designar a cualquiera, extranjero o estadunidense, como “combatiente ilegal”, y con ello anular todas las garantías y derechos constitucionales básicos (presentación de cargos, acceso a abogados, un proceso judicial en un tribunal y más) y permitía su secuestro, desaparición y detención arbitraria e indefinida, como en el caso de los detenidos en el campo de concentración de Guantánamo.

Aún más, el gobierno de Bush, por orden secreta, ordenó el espionaje sin orden judicial de estadunidenses y sus comunicaciones internacionales, como toda una serie de operaciones clandestinas, incluida una red de cárceles secretas en varias partes del mundo y la práctica de “rendición”: se entregaba a un detenido en el extranjero a otro gobierno para ser interrogado bajo tortura.

El presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, John Conyers, acaba de presentar un amplio informe documentando de lo que califica de “transgresiones a la Constitución”, que incluye casi todos los aspectos del gran logro de Bush de establecer una presidencia suprema con poderes extraordinarios bajo la justificación de medidas necesarias durante “tiempos de guerra”. A la vez, frente a todo crítico, este gobierno también se dedicó, en palabras de Conyers, a “la intimidación e intento de callar a críticos y denunciantes que se atrevieron a contarle a sus conciudadanos lo que se estaba haciendo en su nombre”.

Salvar vidas

Pero en nombre de los estadunidenses, Bush y su equipo lograron, durante más de 7 años, una restructuración radical del gobierno y de la expresión del poder a nivel mundial. Bush dijo la semana pasada, en su mensaje de despedida a la nación, que todo fue para salvar vidas estadunidenses. “Hay debate legítimo sobre muchas de estas decisiones. Pero no puede haber mucho debate sobre los resultados. Estados Unidos ha pasado más de siete años sin otro atentado terrorista en nuestro terreno”.

Sin embargo, el hecho es que meses antes del 11-S, Bush fue alertado, hasta advertido de manera repetida por las agencias de inteligencia, que Osama bin Laden y Al Qaeda preparaban un ataque “con aviones” contra este país, y no hizo nada. “¿Bush salvó vidas? Que le diga eso a las familias de los 4 mil 200 militares que han fallecido en la guerra innecesaria en Irak… la verdad trágica es que estaban participando en una guerra que no deberíamos estar librando y que fue vendida al Congreso, a los medios y al pueblo estadunidense con justificaciones exageradas y hasta falsas”, escribe Richard Clarke, quien fue asesor presidencial antiterrorista de Bill Clinton y al inicio de la presidencia de Bush.

También, agrega, se tiene que incluir a los que casi nunca se cuentan aquí, los casi 100 mil civiles iraquíes (por el cálculo conservador de Irak Body Count) “muertos porque George W. Bush invadió ese país. Eso es 30 veces un 11-S… Las acciones de su gobierno contra el terrorismo, incluido Irak, mataron a muchos más esatdunidenses que los salvados por las agencias de inteligencia de Estados Unidos en los últimos ocho años”, concluye Clarke.

Guerra en otros frentes

El gobierno de Bush promovió también una guerra contra el medio ambiente, los derechos de los homosexuales, la salud, la educación y la ciencia. Desde promover versiones bíblicas de la evolución, hasta colocar interpretaciones bíblicas oficiales sobre la creación de fenómenos naturales como el Gran Cañón, y cuestionar la abrumadora evidencia científica sobre el calentamiento global, no hubo rama del gobierno que no fuera infectada por la ideología fundamentalista del gobierno de Bush.

A la vez, se buscó privatizar desde la educación pública hasta las prisiones. Tal vez lo más notable es que se instaló una fuerza de mercenarios y contratistas privados en Irak de las mismas dimensiones que las fuerzas armadas estadunidenses.

Aunque presidió sobre la ampliación del gobierno federal, sobre todo con la creación del gigantesco Departamento de Seguridad Interna, Bush promovió la desregulación de la economía y el debilitamiento de agencias e instancias dedicadas a velar por los derechos laborales, ambientales y civiles.

Con el huracán Katrina, se reveló otra abdicación de las responsabilidades básicas del gobierno en la era Bush. Con la prioridad de la guerra sobre todo lo demás, el inepto e irresponsable manejo de la respuesta al desastre natural que casi destruyó Nueva Orleáns y otras comunidades, dejaron a la vista que la vida de los pobres y la obligación de invertir en la infraestructura para el bien común eran considerados asuntos secundarios. Así, el huracán tal vez no fue el culpable del desastre, sino la respuesta, o falta de ella, del gobierno a todos los niveles.

La crisis

El costo financiero de esa guerra a largo plazo superará los 3 billones de dólares, calcula el economista y premio Nobel Joseph Stiglitz. Junto con el manejo de la economía estadunidense durante los últimos ocho años, Stiglitz calcula que “la cuenta por los excesos de la era Bush –el total de nueva deuda combinado con nuevas obligaciones– llega a 10.35 billones”.

Lo que se proclamaba como un triunfo del mercado libre y el libre mercado –el mantra de los neoliberales desde los tiempos de Reagan– tanto en Estados Unidos como en el mundo, estalló como una bomba en una crisis en la capital del capital mundial, en lo que ahora todos coinciden, que es la peor crisis financiera y económica desde la Gran Depresión.

Durante el gobierno de Bush, Wall Street se congratulaba de su auge como prueba de que la fe en la libertad del mercado abría las puertas a un paraíso. Pero aparentemente todo fue una ilusión.

El caso de Madoff es tal vez el mejor símbolo de todo lo ocurrido, cuando esta figura tan respetada en el mundo financiero confiesa que todo fue un juego piramidal y que perdió tal vez 50 mil millones de dólares del dinero de sus clientes. Se cree que fue la estafa financiera más grande de la historia. Pero el hecho es que sólo fue una pequeña representación de un sistema financiero entero.

De hecho, tan grave es esta crisis que podría marcar el fin de Nueva York (y Estados Unidos) como el centro financiero mundial, advierte el influyente Consejo de Relaciones Exteriores.

Pero quizá lo más asombroso es que la crisis obligó a Bush y a su gobierno a confesar que el sistema del libre mercado está al borde del colapso y que sólo podrá sobrevivir con lo que será tal vez la intervención estatal más grande de la historia en la economía. La crisis del neoliberalismo, que primero se expresó en América Latina, llegó finalmente a la capital del capital.

Bush acaba su mandato obligado a promover algo así como una nacionalización parcial del sistema financiero estadunidense. Después de que se privatizaron todas las ganancias a lo largo de estos ochos años (aunque el esquema es mucho más viejo que eso), ahora se están socializando los costos, o como afirman algunos críticos, esto es socialismo al revés, o socialismo para los ricos.

El fin

A eso del mediodía del martes 20 de enero, el presidente Bush se convertirá en el ex presidente Bush. Y hasta el fin, él y su equipo insisten en que tenían razón, y que no se cometió ningún grave error, por lo menos ninguno que estén dispuestos a reconocer. Llegó al poder con la promesa de una reforma migratoria y acabó con redadas masivas, deportaciones récord, un muro fronterizo y criminalizando a los indocumentados.

Llegó con un superávit en el presupuesto y deja un déficit y por lo tanto un deuda que pesará sobre futuras generaciones. Llegó a un país sin guerra y deja dos conflictos que cada día cobran decenas de vidas, y con promesas de promover la paz entre palestinos e israelíes, dio luz verde a una agresión tan bárbara e inhumana de Israel en Gaza que hasta la Organización de Naciones Unidas la ha denunciado, y muchos acusan que esto es “un crimen de lesa humanidad”.

Deja atrás un pueblo que enfrenta despidos masivos, una sociedad que pierde sus hogares y más hambre en las calles. Deja atrás al pueblo más encarcelado en el mundo. Deja atrás un mundo entero al borde de múltiples crisis.

En su mensaje final al pueblo estadunidense afirmó: “cuando los pueblos viven en libertad, no escogen de manera voluntaria a líderes que promueven campañas de terror. Cuando la gente tiene esperanza en el futuro, no cederá sus vida a la violencia y el extremismo. Así, por todo el mundo, Estados Unidos promueve la libertad humana, los derechos humanos y la dignidad humana”.

Agregó que “en el siglo XXI, la seguridad y prosperidad en casa dependerá de la expansión de la libertad en el extranjero. Si Estados Unidos no encabeza la causa de la libertad, nadie la encabezará. Al abordar estos desafíos… Estados Unidos tiene que mantener su claridad moral. Frecuentemente les he hablado del bien y el mal. Esto ha incomodado a algunos. Pero el bien y el mal están presentes en este mundo, y entre los dos no se puede hacer concesiones”.

Desafortunadamente, Bush no tenía frente a sí un espejo al pronunciar estas palabras. E irónicamente será difícil que la historia lo absuelva, ya que su política de hacer todo lo posible para mantener secreto el manejo de su gobierno ha resultado en la desaparición de una extensa colección de documentos y registros de órdenes y comunicaciones sobre una amplia gama de asuntos.

La conciencia

El jueves había indicios de que parte de esta larga noche ha acabado: el designado próximo procurador general de Estados Unidos, Eric Holder, declaró sin equivocación que “el waterboarding es tortura”. Ni Holder ni Obama son izquierdistas. Más bien, un retorno a lo que antes era la “normalidad” parece ser un giro radical ante los hechos del inicio del siglo XXI en Estados Unidos.

Bush dijo que se va con la conciencia tranquila. El cómico Jon Stewart, conductor del noticiero satírico The Daily Show, y una de las figuras más influyentes y críticas de este país, comentó sobre las últimas palabras de Bush que se iba con la conciencia tranquila porque “no tuviste que vender tu alma: vendiste todas las nuestras”.

Adiós para siempre.

Kaosenlared

Vuelve Otegi: “el PSOE fue quien hizo fracasar el proceso de paz” y “la debilidad del estado está en la política”

La transición fue contraria a los intereses populares y la izquierda abertzale la denunció!! “¿Qué tiene que hacer la izquierda abertzale? Reincorporar a su actitud sicológica la voluntad de ganar”.

Ramón SOLA | DONOSTIA

Tres periodistas con perspectivas diferentes y un entrevistado dispuesto a responder a todo, sin pelos en la lengua. Con estos ingredientes se cocinaron dos horas de entrevista que se resumen así:

Carmen LIRA: Después de 50 años, ¿dónde estamos?

El diseño de la transición es un diseño fallido, sobre todo porque no correspondió a los intereses populares de este país. Fue la izquierda abertzale quien lo denunció y planteó una alternativa. Yo no me atrevería a decir que los procesos de negociación han sido fallidos, porque en todos hemos avanzado. Ahora estamos en una situación difícil porque hay un Estado con escasa cultura democrática que es incapaz de entender que la solución pasa por una aritmética democrática. Pero quiero ser optimista, quiero ser militante de la esperanza. Más temprano que tarde, existirá un proceso de negociación porque hay una mayoría popular que lo desea.

Giuliana SGRENA: Está claro que siempre ha habido una presión popular para lograr más democracia en el País Vasco, pero para eso hace falta también mediación internacional. ¿Es posible imaginarla en este momento?

Sin duda. Aunque nunca hemos entrado al detalle, en el último proceso de negociación hubo importantes estados europeos presentes, y creo que sería posible decir hoy que esos estados no han perdido el interés por ayudar a solucionar el conflicto en términos democráticos. La solución se va a dar en un contexto europeo, y el contexto europeo nos dice que es posible construir un Estado en Europa si se articula una mayoría democrática suficiente. La izquierda independentista tiene que hacer un esfuerzo por situar el problema en el contexto europeo. Su posición es entendida ahí como una alternativa razonable.

Iñaki IRIONDO: Insiste en que habrá un nuevo proceso de negociación. ¿Qué tiene que hacer la izquierda abertzale para ello?

El proceso de negociación no es un objetivo en sí mismo, es un medio más. No puede existir una estrategia que ciña todo a una dinámica negociadora. ¿Qué tiene que hacer la izquierda abertzale? Reincorporar a su actitud sicológica la voluntad de ganar. No nació para resistir y para desgastar, sino para llevar a este país a un Estado desde la izquierda. Estoy convencido de que la izquierda abertzale tiene proyecto, honestidad revolucionaria y alternativa social. Tiene que demostrarle otra vez al Estado que no tiene un problema con unas determinadas siglas políticas, sino con una mayoría de este país. Me parece importante, como primer paso, la suma de fuerzas para pasar de las luces cortas a las largas. Ambición de ganar, acumulación de fuerzas y confianza en nuestras propias fuerzas.

C.L: Hay otra parte que produce el bloqueo: el accionar de ETA. La bomba del aeropuerto acabó con el último proceso de negociación, según lo que dice el Gobierno español. Es un buen pretexto para él. A estas alturas del partido, ¿sigue teniendo vigencia la lucha armada?

Voy a tratar de responder, creo que está mi abogada por aquí (risas del público). Tenemos que ser conscientes de una cosa en estos momentos, que es el escenario internacional. Desde la administración norteamericana se ha impulsado una «cruzada antiterrorista». Soy muy consciente de que el accionar de ETA se utiliza en el escenario internacional para evitar hablar del conflicto en términos políticos. En segundo lugar, no es cierto que por parte de esa organización haya habido un intento de no alcanzar acuerdos políticos. Mi experiencia es que se puso sobre la mesa una oferta para el desmantelamiento de las estructuras militares de esa organización si se alcanzaba un escenario democrático. En todos los procesos de liberación, los que estamos militando tenemos que tener la capacidad de ser valientes y honestos para entender que los instrumentos se tienen que adecuar a las necesidades de esos procesos. Estoy convencido de que en el escenario internacional es posible alcanzar los objetivos últimos de un proceso de liberación nacional si somos capaces de alcanzar una mayoría en términos democráticos en este país. Frente a ese debate «lucha armada sí o no», yo me planteo otro debate: «Cómo ganar».

G.S: La situación internacional ha cambiado. Todo es «terrorismo o contraterrorismo»…

Yo creo que también hay factores positivos. Nadie de los que tenemos cierta edad hubiéramos pensado hace 30 años que Evo Morales podía nacionalizar los hidrocarburos sin que se diera un golpe de Estado o lo asesinaran directamente. La forma de actuar del imperialismo también ha cambiado. La izquierda abertzale también tiene que leer eso y ver la estrategia que gana también en el terreno social.

I.I: ¿Cómo se construye una mayoría y cómo se gana?

Hace 30 años se buscó detener el proyecto independentista, con vías diferentes: la asimilación o la aniquilación. 30 años después, podemos decir con satisfacción que la puerta está abierta a un modelo alternativo. Ahora, la izquierda abertzale está en condiciones de liderar un bloque histórico que impida que la situación sea gestionada por quienes quieren volver atrás, es decir, PNV y PSOE. Eso debemos hacerlo con ciertas dosis de generosidad. No lo vamos a construir ni de un día para otro ni sin contradicciones, pero es una de las tareas que tiene que hacer la izquierda abertzale. Tenemos fuerza suficiente para ello y yo estoy convencido de que lo vamos a hacer.

I.I: Con la realidad de la ilegalización, ¿cómo se hace eso?

Uno cuenta con lo que tiene. Me parece estéril el debate de «si estuviéramos de otra manera, sería más fácil». Estando en esta situación construimos un proceso de negociación hace apenas tres años. Pero estoy convencido de que la izquierda abertzale tiene capacidad para hacer eso. Sobre todo, tiene militantes. Aquí nadie milita para hacer carrera política. Le ha tocado gobernar grandes ciudades y pueblos y lo ha hecho sin meter la mano en el cajón, con honestidad revolucionaria, algo que no pueden decir otros. Lo hemos hecho además sabiendo que nos iba a suponer un costo humano y político. Hemos tenido compañeros asesinados por el Estado, sabemos que podemos ser encarcelados en cualquier momento, tenemos 700 presos… Pero tenemos la mejor gente, la más comprometida. Si de algo estoy orgulloso es de la gente de la izquierda abertzale, es gente que representa el futuro de este país.

G.S: Puede ganar las elecciones, pero ¿cómo va a participar si no tiene un partido?

Hace 30 años nos invitaban a participar en las instituciones, dentro de su proyecto de asimilación. ¿Por qué 30 años después no nos quieren? Sólo hay una respuesta: porque hemos sabido estar en las instituciones sin institucionalizar nuestra actitud, porque somos un testigo y una alternativa incómoda. A pesar de eso, hemos sido capaces de mantener estructurada una base social y hemos hecho intentos ímprobos por estar en las elecciones. No se ha producido el desmembramiento de la izquierda abertzale. Estoy convencido de que pese a todas las dificultades también en estas elecciones estará presente el mensaje de la izquierda abertzale. Es más, estoy convencido de que la izquierda abertzale acabará ganando las elecciones en este país, y de que en estas próximas elecciones también dará un paso adelante.

C.L: A pesar de todo el sufrimiento y de lo que ha cambiado el mundo, se mantiene el ánimo independentista. ¿Cómo está de alto? El sufrimiento es muy desmovilizador…

Comparto que este país ha sufrido mucho, y creo que el sufrimiento está repartido, pero no podemos decir que el ánimo independentista haya descendido. Evidentemente, ha cambiado la coyuntura. Creo a nivel personal que hay una etapa en el proceso de liberación nacional que ha concluido. O somos capaces de hacer una oferta política sustentada sobre bases sólidas que permita incorporar a las nuevas generaciones, o vamos a tener serias dificultades. Desde un análisis sociológico, estas dificultades están apareciendo. Pero sigo convencido de que hay una mayoría aplastante en este país que defiende el derecho de autodeterminación.

I.I: Hay más de 750 presos en las cárceles. ¿Cómo se gestiona eso? ¿Qué se puede hacer?

Su liberación es un deber ético y político de la izquierda abertzale. Yo lo considero una parte de mis deberes. No tengo recetas mágicas, pero sí cosas que creo que hay que hacer: participar en las movilizaciones, y liberarlos en el contexto de un proceso de negociación. Considero que es una obligación que tenemos que autoimponernos.

C.L: ¿Qué se puede hacer para desbloquear? El conflicto se alarga. ¿No es posible un cambio total de estrategia?

Nosotros hemos sido capaces de desgastar los instrumentos que ellos han creado, pero no alcanzamos a construir un marco nuevo, no se desbloquea la situación. Ahora es el Estado el que está en la estrategia de «resistir es vencer», el que tiene interés en mantener la situación bloqueada. La izquierda abertzale tiene que ser capaz de leer la situación y diseñar una estrategia que le permita recuperar la iniciativa política y hacer imposible el bloqueo. Hay que mantener la confrontación con el Estado en el terreno en que noso- tros somos más fuertes y el Estado es más débil: en el terreno de los argumentos políticos. Lo hemos comprobado en el proceso de negociación, ante los observadores internacionales. El Estado tenía escasos argumentos, y los nuestros eran entendidos como razonables.

I.I: Cuando se habla de construir mayorías populares y vemos situaciones como la de Azpeitia, ¿qué se puede hacer?

Todos utilizamos las mismas palabras, pero no hablamos de lo mismo. Hay que saber gestionar las contradicciones. Y uno tiene que ser capaz de salir de todas las presiones y mantener la mente clara. Desde nuestro punto de vista, EA ha cedido a las presiones mediáticas, y ésa no es una buena dinámica, entre otras cosas porque son insaciables. Hay momentos en que tienes que poner una raya y decir «hasta aquí». Unas veces vamos a tener las contradicciones nosotros y otras ellos, pero el objetivo final es construir un bloque para hacer un proceso de liberación nacional, y eso se hace con paciencia.

Como no me preguntáis por ello, voy a hablar de las elecciones (más risas). ¿Qué nos jugamos? De Lizarra a aquí, hemos construido una realidad objetiva y subjetiva de mayoría de pueblo que quiere construir su futuro. ¿Qué se pretende hacer con unas elecciones fraudulentas, sin la izquierda abertzale? Desactivar eso. Gestionar las condiciones que nosotros hemos construido para hacer un pacto que no responda a eso, sino a los intereses de partido del PNV y el PSOE. La izquierda abertzale tiene que gestionar esas condiciones para avanzar, y no permitir eso. Lo que está en juego es retroceder o avanzar. La responsabilidad de la izquierda abertzale tiene que ser gestionar esas condiciones para avanzar, no permitir que los intereses de partido nos devuelvan a un escenario que nadie quiere en este país. Todas las contradicciones que puedan existir hay que gestionarlas.

G.S: ¿Cómo juzga la elección de Obama, puede cambiar algo?

Por lo menos, introduce una novedad histórica. Hace 20 años nadie hubiera pensado que un afroamericano pudiera llegar a la Casa Blanca. Probablemente haya novedades de matiz o de talante, que pueden ser más favorables para los sectores progresistas del planeta, aunque lo estructural vaya a ser muy parecido.

I.I: ¿Cuál es su juicio sobre José Luis Rodríguez Zapatero?

Yo me moví en la duda en la que se movieron muchos sectores: si era un inocente, como decían algunos de su partido, o si tenía ideas y principios. Creo que al final ha sucumbido a las presiones de su partido, de la oposición, de los medios de comunicación… Nos llamaba la atención que PRISA nunca había hecho una apuesta clara por Rodríguez Zapatero, los editoriales de “El País” eran demoledores contra el proceso de negociación… No tengo un criterio positivo. Ha dejado de hacer lo que tenía que haber hecho. Estos sectores políticos y mediáticos tienen que hablarle al pueblo español en términos de verdad histórica: sé que es una tarea muy difícil y muy ingrata. ¿Hay alguien capaz de hacer eso hoy en el Estado español? Algunos todavía están a tiempo… El problema no es que no haya Gerry Adams en Euskal Herria, sino que no hay Tony Blairs en el Estado español. Estoy esperando todavía a alguien que tenga esa visión de Estado.

C.L: ¿Hay algún acercamiento en estos momentos?

No, en estos momentos no. Pero en el último proceso de negociación se avanzó mucho. Todos los ingredientes están sobre la mesa. Las piezas del puzzle están ahí; ya no vamos a discutir sobre eso, ya no hay nada por descubrir, sólo si somos capaces de encajar el puzzle.

Voy a contar algo que creo que nunca he contado. En el último intento, en su fase final hubo una propuesta de acuerdo elaborada por uno de los representantes internacionales. Hizo una síntesis que compartió con el conjunto de observadores internacionales. La izquierda abertzale aceptó esa propuesta, y el Estado español no lo hizo. Nosotros les dijimos que estábamos de acuerdo, salvo con una pequeña variación semántica, pero el PSOE no. A día de hoy, la izquierda abertzale defiende esa posición de los observadores internacionales.

C.L: ¿Por qué se permite que se haga una idea equívoca? Hay demasiado secreto, demasiado velo en todo esto…

Es una buena pregunta, y una cuestión que a futuro nos tiene que mover a la reflexión. Sólo concibo un proceso en términos públicos si previamente hay un pacto de honestidad informativa entre los medios de comunicación. Es muy sencillo: por ejemplo, que no se publique nada que no esté contrastado con las dos partes.

20  / enero/  1969

40 años después, los máximos responsables de su asesinato, Manuel Fraga y los policías Francisco Colino, Celso Galván y Jesús Simón siguen en libertad y sin cargos. Demasiada generosidad  “democrática”.

Estamos cerca del 20 de enero y las cosas no han cambiado demasiado. Los policías responsables, fueron absueltos por falta de pruebas en juicio por asesinato celebrado en 1996, en plena  “democracia coronada.”

Faltaba una prueba fundamental. Los responsables o encubridores del asesinato del estudiante Enrique Ruano, le habían serrado parte de su cadáver que había sido exhumado para una nueva autopsia, faltaba un hueso: su clavícula.

Sin pruebas de balística en su momento y sin clavícula, el Tribunal lo tiene fácil.

Las torturas a las que fue sometido Enrique y otros compañeros estudiantes, las amenazas a la familia para que callasen, por parte de Manuel Fraga Iribarne -Sí, DON Manuel- pasaron totalmente desapercibidas por el Tribunal.

Como los torturadores de la BPS y sus Jefes, no consiguieron lo que pretendían, lanzaron a Ruano por la ventana de un 7º piso de la calle llamada hoy, Príncipe de Vergara en Madrid.

Apenas unas decimas de segundo tarda en recorrer el cuerpo de Ruano, los casi 20 metros desde el séptimo piso al suelo, cuando es lanzado al vacio con un balazo en el cuerpo. “Se suicida” le dicen a la  familia.

Los residentes en Madrid aún podréis haceros una idea y reconstruir los hechos si pasáis por allí.

Si, 40 años después de aquel macabro asesinato.

Las torturas y los asesinatos continuaron impunemente mucho después, siendo ya Rey de España por la gracia de Franco: Juan Carlos I . Aún hoy se siguen presentando denuncias por torturas a detenidos.

Diversos homenajes se preparan para estos días coincidiendo con el 40 aniversario.

La lucha estudiantil hoy contra el Plan Bolonia y por una enseñanza de calidad, pública gratuita y al servicio de todos los ciudadanos, es el mejor homenaje que se le puede brindar a la memoria de   Enrique Ruano. Felipe Reyero y otros.

Una demanda debe continuar, JUSTICIA para los responsables, cómplices y encubridores del asesinato de Ruano.

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Soldados israelís regresan ayer por la mañana a Israel tras combatir en Gaza

Soldados israelíes de regreso a su casa después de haber desvastado un país, tras ellos dejan a más de mil doscientos muertos, miles de heridos y entre ellos miles de inválidos por vida, hay que tener en cuenta que la mayoría de las victimas son mujeres y niños, o sea que estos soldados a más de ocasionar cientos de muertes regresan felices y satisfechos a sus hogares por no haber sufrido baja alguna, ya que sus poderosas armas han sido suficiente para atacar sin poder ser atacados ni heridos.

De seguro que de haber sabido muchos de nosotros la reacción bélica que serian capaces de llevar a cabo los israelíes (judíos) después de haber sido perseguidos y eliminados por los nazis en los años 39-45 , nuestra reacción de ahora en cuando el holocausto dista mucho de lo que habíamos sentido hasta ahora, ya que los palestinos bien se merecen que les erigimos un monumento en recuerdo de haber sido victimas del nazismo Judío. O sea, otro Holocausto.

jorfont

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